Twitter se ha convertido en un lugar de referencia para muchos usuarios; un servicio en el que uno puede encontrar información de interés, compartir contenidos, estar informado de lo que sucede en cualquier rincón del mundo y, evidentemente, pasar un buen rato con los amigos. Con más de 200 millones de usuarios activos y alrededor de 400 millones de tweets publicados cada día, creo que nos podemos hacer una idea del maremágnum de información y contenidos que circulan a través del servicio; aunque claro, entre tanta oferta, uno a veces puede encontrar mensajes que nos pueden terminar cansando o sacando de nuestras casillas y que, realmente, se corresponden con ciertas malas prácticas en Twitter que sería mejor evitar.
Aunque Twitter sea libertad de expresión; hay veces que uno no debería perder de vista ciertas "normas de etiqueta". Muchas veces podemos llegar a olvidar que nuestra cuenta puede actuar de tarjeta de presentación de lo que hacemos, hay veces que gestionamos cuentas con fines profesionales o representando a una empresa y, en mi opinión, esta faceta puede chocar con ciertos comentarios o prácticas que pueden no dejarnos en buen lugar (y, por ende, afectar a nuestra empresa).
Sí, he comentado que Twitter es libertad de expresión y, por supuesto, cada cual es libre de publicar aquello que considere oportuno. Sin embargo, tampoco está de más que nos pongamos en el lado de los que tienen a bien seguirnos y leer lo que publicamos; ponernos en su lugar y valorar si nuestras prácticas o vicios pueden llegar a molestar a otros usuarios y nos vamos a ganar un merecido unfollow.
No es la primera vez hemos hablado de malas prácticas en Twitter o el spam en redes sociales; sin embargo, creo que es un tema en el que vale la pena detenerse porque, a veces por desconocimiento, y otras veces por malos hábitos, es posible que algunos de nuestros mensajes más que contribuir al desarrollo de nuestra imagen o al de la empresa para la que trabajamos, terminen causando el efecto contrario:
Dicho de otra forma, si uno va de hater y critica ciertas cosas (empresas, eventos, etc.), no tiene sentido decir, al rato, que esas mismas cosas son buenas o hacer eso mismo que estas criticando.
Quizás pueda parecer que exagero pero, alguna vez, me han llamado la atención usuarios que son fans de una determinada cosa "durante el día" y, por la noche, se transforman en el hater más grande de esa misma cosa. Algo parecido pasa con los comportamientos, no se puede criticar algo que está haciendo o diciendo alguien en Twitter (y criticar está feo) para que, pasado un tiempo, tú hagas eso mismo que criticas.
La famosa frase de "predicar con el ejemplo", en mi opinión, también aplica a Twitter.
Las empresas y las marcas dedican tiempo y recursos a medir el impacto de sus acciones en Twitter o Facebook. Medir es fundamental para comprobar que la estrategia que se ha definido (y que se está aplicando) funciona como uno espera; algo que nos parece lógico en el mundo empresarial pero que también aplican muchos usuarios a sus cuentas personales.
Medir no es malo, puede ser una buena forma de conocer a tus seguidores, saber qué cosas le interesan o dónde se concentran geográficamente; sin embargo, subir tus estadísticas de manera artificial, en el fondo, es bastante penoso.
¿Y qué significa subir tus estadísticas de manera artificial? Dentro de este epígrafe caben muchas malas prácticas en Twitter que, seguramente, todos hayamos visto alguna vez: plagiar tweets de otros y venderlos como tuyos o hacer un retweet manual donde solamente incluyes un aporte tan burdo como "+1" para que, de esta forma, el tweet compute como si fuese tuyo.
¿Para qué hacer estos retweets tan poco honestos? La respuesta es simple: la falsa sensación de ver tus estadísticas aumentar y, claro, aquí entra un servicio del que muchos hablan "en la intimidad": Klout.
Aunque aparezcan noticias que hablen de clubs que ofrecen un trato diferencial según el nivel de Klout de sus usuarios o, incluso, haya un hotel que ofrezca un upgrade de habitación basándose en el Klout; la realidad es mucho más cruel: tu puntuación de Klout no es un salvoconducto.
En contadas ocasiones, tu puntuación de Klout va a ser un factor determinante para conseguir un empleo o un ascenso; es un valor que se extrae de una fórmula que nadie conoce y cuyas variables no conocemos.
Desde un punto de vista matemático, es un valor que no dice nada; sin embargo, para muchos usuarios es un objetivo que les hace jugar a los retweets manuales, a plagiar tweets de otros, a jugar al juego de las "frases de coaching" para ver si consiguen una avalancha de tweets marcados como favoritos o ver si en un evento consiguen que alguien, con muchos seguidores, les hace un retweet o les contesta.
¿Y para qué tanto esfuerzo? Teóricamente, todas estas interacciones suman valor a la puntación de Klout y, con ese objetivo, muchos se desviven.
En Twitter hay una "nuevas especies" que viven entre los tweets, los eventos a los que asisten y las marcas: los influencers (y los que aspiran a serlo). Para muchas marcas, Twitter se ha convertido en un potente vehículo para la promoción y, además de usar sus perfiles oficiales, las campañas se han diversificado para actuar también sobre perfiles con cierto peso o con bastantes seguidores.
Hay veces que uno parece estar navegando por un sinfín de vallas publicitarias, donde todo el mundo hace menciones sin parar a marcas. A veces estas menciones están pactadas (famosos, "influencers de profesión", etc.) y, otras veces, son algo espontáneo para bien aspirar a ser un influencer o bien conseguir el ansiado retweet para sumar en Klout; el caso es que, al final, acabamos siendo bombardeados de spam publicitario.
A empresas como Samsung y Microsoft, este tipo de juegos le han salido mal y sus influencers que promocionaban Surface o el nuevo Galaxy S4 acaban usando, respectivamente, un iPad y un iPhone; sin embargo, sigue siendo una práctica que vemos a diario y a la que muchos usuarios hacen el juego.
Muy cracks los de Samsung y muy crack David Ferrer. Mirad desde donde se manda el tweet twitter.com/AnderRodry/sta…
— Ander Rodrigo (@AnderRodry) 30 de abril de 2013
Siguiendo con las marcas y las menciones, son muchas las empresas que han visto en Twitter un potente canal para relacionarse con sus clientes. Operadores, medios de transporte, tiendas online e, incluso, administraciones públicas, mantienen canales en Twitter para recoger el feedback de sus usuarios y atenderlos de la misma forma que lo harían en un soporte telefónico.
Teniendo en cuenta que la utilidad de este tipo de cuentas es servir de ventanilla de atención al cliente, ¿tiene sentido que los tratemos como si fuesen un "saco de boxeo"? "Si no se resuelve mi incidencia en 3 horas @XXX, me marcho a otra compañía" o "Gracias a @XXXX por tenernos 3 horas de espera antes de embarcar" son los típicos mensajes que uno puede ver en Twitter; quejarse es sano, de hecho, este tipo de cuentas recogen el feedback de los usuarios y puede, a la larga, contribuir a que el servicio mejore.
Sin embargo, si lanzas esos mensajes con la idea de forzar un trato mejor o diferencial, quizás te estés equivocando. Uno no debería abusar de tener una audiencia mayor o menor o ser el representante de una marca o una empresa; no debería usar eso para conseguir tratos diferenciales de las marcas bajo la "amenaza" de un "mal tweet".
Las recomendaciones se han convertido en una importante fuente de información, por ejemplo, a la hora de decantarnos por un producto, contratar un servicio o visitar un restaurante. En servicios como Yelp, Foursquare, Amazon o TripAdvisor, uno puede encontrar información de gran valor pero, en mi opinión. uno quiere ver recomendaciones cuando, realmente, las necesita.
Este tipo de servicios permiten compartir nuestros comentarios y aportaciones a través de nuestros perfiles sociales; es algo muy sencillo de hacer y apenas cuesta trabajo pero ¿realmente es necesario? ¿Es necesario que cada valoración que hacemos de un lugar que hemos visitado se publique en Twitter? ¿Hace falta compartir cada nota que haces en tu Kindle? ¿Es relevante toda esta información?
Quizás puede ser interesante plantearse estas preguntas de vez en cuando porque, muchas veces, abusamos de nuestros lectores y los saturamos con nuestras "aplicaciones conectadas", reseñas y recomendaciones. Cuando alguien busque una reseña ya acudirá al lugar en el que se almacenen, creo que no hace falta publicar un tweet cada vez que reseñamos un restaurante o una tienda; sobre todo si lo hacemos con mucha frecuencia.
Al igual que comentamos hace tiempo que uno no debía montar un drama si, tras seguir a alguien, éste no le seguía; creo que deberíamos aplicar un criterio similar si recibimos un unfollow. Twitter es libertad, por tanto, la gente puede venir, seguirnos y si dejamos de parecerles interesantes, o no les aportamos nada, son libres de marcharse y dejar de seguirnos. Twitter funciona así y son las reglas de un juego al que hemos decidido jugar.
Dicho esto, si alguien deja de seguirnos, más que perseguirlo o mandarle mensajes preguntándole los motivos, o criticarlo abiertamente por dejar de seguirnos, quizás deberíamos ser autocríticos y pensar en qué estamos haciendo o qué línea estamos siguiendo.
Leyendo el título de esta sección, alguien podría pensar que a todo el mundo le puede pasar. Por error, le acabamos otorgando permisos de acceso a nuestro perfil de Twitter a una aplicación de un tercero y, sin que nos demos cuenta, acaba lanzando tweets sin nuestra supervisión.
Evidentemente, esto es algo que nos puede pasar a todos aunque, en mi opinión, nunca está de más revisar los permisos que otorgamos a las aplicaciones antes de pulsar sobre el botón "aceptar". Aunque el premio a recibir sea "monitorizar unfollows", debemos revisar los permisos de las aplicaciones porque, precisamente, monitorizar este tipo de cosas suele ser el cebo en el que pican muchos usuarios de Twitter.
Además, otro fallo de novato (que no te deja en buen lugar si, normalmente, vas de experto) es que, cada día a la misma hora, tu perfil lance mensajes con estadísticas diarias de actividad. ¿Estadísticas de actividad? Seguro que, alguna vez, has visto algún tweet que enumera los tweets publicados o el número de unfollows recibidos o el número de nuevos seguidores; una información totalmente irrelevante para tu audiencia que, realmente, no necesitan saber.
Y ya, para finalizar el pack de prácticas penosas alrededor de las aplicaciones conectadas, es importante controlar el eco; es decir, que no lancemos tweets duplicados (y si cambia la url destino en algún detalle ya no se considera duplicado) porque tengamos más de una aplicación conectada a nuestra cuenta y ambas, a su vez, beban del mismo feed.