Cualquiera que use Facebook, Twitter o Instagram lo sabe: las redes sociales están plagadas de fotos de bebés, niños y adolescentes subidas por sus propios padres. ¿Por qué los adultos sienten esa necesidad de compartirlo todo? Tanta exposición, ¿puede influir negativamente, de alguna manera, en la crianza y en la seguridad de los chicos?.
En este sentido Adriana López, quien es psicóloga menciona que “Nuestros hijos despiertan en nosotros muchos sentimientos de amor, orgullo y pasión. Nos emociona cada cosa nueva que hacen y es lógico querer compartirlo con los demás: amigos, abuelos, primos... Las redes sociales permiten desplegar todo esta necesidad, de manera instantánea, a mayor cantidad de personas, tanto conocidas como desconocidas”.
La especialista argentina mencionó que “Todos sabemos de los riesgos que existen en el uso de las redes sociales”.
"Los padres somos los responsables de cuidar a nuestros hijos, de respetarlos como personas, de enseñarles valores y de predicar con el ejemplo. Por eso, es necesario ser cuidadosos. Antes de subir una foto de nuestros hijos, tomémonos unos minutos para pensar si es la más adecuada, si no estoy violando su intimidad, si no lo expongo a burlas y a vergüenzas”, señala.
Nuestro mayor error es, según la experta, suponer que la información que subimos se mantiene en el círculo privado de nuestros amigos. “Se puede tener algo de privacidad, pero tienes que saber que nunca será absoluta. Por ejemplo, muchos usuarios suelen autorizar la interacción en sus propios perfiles sólo con aquellos que fueron previamente invitados. Sin embargo, en general no excluyen a sus parejas, maestros o jefes, o no consideran que sus amigos podrían compartir los contenidos con sus propios contactos”.
Es importante que sepas lo siguiente: las más de cien mil empresas que anuncian en Facebook tienen el derecho legal de acceder a toda la información que usuarios como vos o tus hijos comparten y publican a diario.
Algunos consejos útiles
Muchos expertos coinciden: el primer riesgo de los hijos en la Web somos los propios padres. ¿Por qué? Porque les insistimos en que se protejan y los alertamos sobre los peligros de usar Internet pero somos nosotros mismos, los adultos, quienes nos olvidamos de hacerlo. Cuando compartimos fotos de nuestros hijos, contribuimos a que los chicos interioricen y naturalicen esta conducta.