Probablemente, sea una de las preguntas más repetidas estos días en el cajón de búsquedas de Google: ¿qué es Snapchat? El nombre de esta app ha llegado a nuestros oídos después de que sus fundadores, Evan Spiegel y Bobby Murphy, rechazaran una oferta por parte de Facebook para adquirir su empresa por 3.000 millones de dólares, pero lo cierto es que Snapchat constituye, ante todo, un nuevo concepto de comunicación instantánea móvil, que quizá haya llegado para quedarse.
Snapchat, lanzada en septiembre de 2011, se basa en el envío instantáneo de fotos y/o vídeos a uno o más usuarios, pero con una particularidad: cuando pasa un determinado período de tiempo, los borra, tanto del terminal del receptor como de los servidores de la aplicación. En general, el momento del borrado coincide con aquel en el que todos los receptores han visto el archivo.
Como explican en su blog, los fundadores de Snapchat se decidieron a lanzarse a esta aventura “tras escuchar historias bastante cómicas sobre gente que se tenía desetiquetar de sus fotos de Facebook a toda prisa cuando se acercaba una entrevista de trabajo”. Tenía que haber “una solución mejor” para eso.
La aplicación, disponible tanto para iOS como para Android, ha conseguido aunar un concepto tan en boga como el de la privacidad en los tiempos de la Internet móvil con un formato tan atractivo como simple -con opciones como la de garabatear sobre las imágenes-, que es, precisamente, lo que la ha convertido en una de las apps más utilizadas por los usuarios.
Porque Snapchat no es ni la primera ni la última aplicación de mensajería instantánea que se preocupa por la privacidad de sus usuarios y que presenta este valor como un activo frente a las dominantes WhatsApp y Line. Solo en España contamos con dos ejemplos bastante interesantes: EnjoyStr, de la startup murciana Droiders, o Spotbros, que, en septiembre, presentó su versión 3.0., basada en el concepto cloud messaging.
Además de aspectos como el cifrado de los mensajes –ya hay abogados que ruegan a sus clientes que no se comuniquen por WhatsApp- todas estas aplicaciones cuestionan hechos de WhatsApp que, hasta ahora, parecían incuestionables, como que cualquiera pueda ver nuestro estado, foto y perfil solo con tener acceso a nuestro número de teléfono.
Sin embargo, Snapchat es la única que ha logrado hacerle sombra a WhatsApp, con más de 400 millones de snaps (imágenes o vídeos recibidos) cada día a través de sus usuarios. Ése es el único dato que Spiegel y Murphy han ofrecido, y, a simple vista, resulta un poco difícil compararlo con las cifras de WhatsApp, que siempre habla en términos de usuarios (según sus últimos datos, cuenta con 350 millones). Pero, con un poco de imaginación, se puede establecer que la potencia de Snapchat equivale a todos los usuarios de WhatsApp enviando 1,14 archivos de foto o vídeo cada día, lo cual no está nada mal. Y, si no, pensemos en cuántas imágenes enviamos al día vía WhatsApp.
El caso es que hay quien asocia el triunfo de Snapchat a algo más profundo: un cambio en la forma que las nuevas generaciones, las cuasi-nativas digitales –o millenials- tienen en su forma de relacionarse con la tecnología, mucho más cautelosa y celosa de su privacidad que sus mayores, precisamente, porque la conocen mejor.
Habrá que ver si Facebook termina seduciendo a esa startup que nació, precisamente, para solucionar los conflictos de privacidad que provocaban sus imágenes.